CRECIDA
El poema titulado CRECIDA pertenece a la obra “Ángel fieramente humano” (1950). Contiene los rasgos característicos de la poesía existencial de Blas de Otero, cuya trayectoria poética puede definirse como del yo al nosotros, es decir, la expresión de la angustia existencial individual del poeta a la manifestación de su solidaridad con los demás seres humanos (poesía social). Ambas están relacionadas con el hombre. La primera en su atormentada relación con la vida y la muerte que va a ser la obsesión neurótica y generará un tipo de creación poética convertida en poesía de búsqueda.
Entre los poemas de su etapa existencial, CRECIDA, es uno de los más reveladores de la angustia provocada por la obsesión hacia la muerte que le producía la situación de Europa junto a la pérdida de confianza en Dios. En esta obra le pide ayuda a Dios (mirando, algunas veces, al cielo) pero sólo obtiene silencio como respuesta; en ese silencio su corazón se llena de miedo, miedo a la muerte que le aprisiona y le condena a que todas las cosas que está haciendo no sirvan para nada. Además agoniza su situación anímica, aceptando, incluso su propia mortalidad (lentamente, hasta el borde, hundidos los brazos, tragando sangre).
De las temas fundamentales de Ancia (1958), que es la obra que se publica recopilando Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), que son Dios, el amor y la muerte. Está poema reúne dos: yo (el poeta) junto a la muerte y tú (Dios) que está ausente. Cansado de gritar sin respuesta, el yo vuelve su mirada hacia su propio interior y lo encuentra destruido, roto, arruinado, como una ciudad arrasada por una guerra, la obsesión y la agonía de la muerte aparecen en su vida. Busca en la poesía la salvación humana, algo que integre la plenitud vital con la humanidad mortal. Tampoco en su propio interior está la respuesta que alivie el terrible sufrimiento de la voz del poeta.
Este núcleo temático aparece configurado por la integración de unos motivos complementarios que exponen la esencial tragedia de la guerra mundial, cuya existencia está fatalmente condenada a la muerte. En el íntimo debate del poeta, primero percibe las consecuencias de la guerra mundial, ya que durante todo el poema nos habla de una Europa inundada de sangre. Este sería el tema principal que aparece en el poema de diferentes modos. Después se impone a la soledad del hombre, su espantoso vacio ante el silencio de Dios. Y, finalmente, podemos ver el sufrimiento del hombre ante la guerra, y esto lo podemos ver a través de las repeticiones de algunas palabras durante todo el poema, que gracias a estas, el autor percibe un profundo sufrimiento ante los efectos de las guerras.
En su estructura el poema está escrito en versículos, formado por cincuenta y un versos, con rima asonante y está distribuido por versos de arte mayor y también por versos de arte menor. Si analizamos la estructura interna, no podemos dividir el poema en partes. En este poema podemos encontrar los recursos habituales de la poesía de Blas de Otero, he aquí unas cuantas:
-Aparecen algunos encabalgamientos abruptos, como por ejemplo: voy avanzando, voy mirando, voy sobre Europa…
-Intensificación expresiva que se obtiene con la reiteración del mismo elemento léxico.
Paralelismo: la sangre roja derramada, roja represada…
Repetición: voy, sangre…
-Repetición de los gerundios que intensifican la sonoridad del poema: avanzando, mirando, hundiendo, lentamente, penosamente…
-Aliteración de la “r” que también intensifica la sonoridad del poema: sangre hasta el borde, sangre de hombres vivos muertos, sangre roja derramada…
-Contraposiciones: hombres vivos muertos.
-Metáfora: porque es que no hay más que sangre y una horrorosa sed dando gritos en medio de la sangre.
-Comparación: “como en la proa de un barco desmantelado”, “como una esperma roja represada”.
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